jueves, 1 de mayo de 2014

FORMAS ANTIGUAS DE ENCENDER FUEGO

Actualmente podemos cocer la comida y alumbrarnos con solo pulsar un botón; pero no siempre ha sido así. Durante la prehistoria, para encender fuego  se usaba un trozo de madera blanda totalmente seca haciéndole una hendidura con una piedra; esta concavidad era llenada con algo fácilmente inflamable por ejemplo: hojarasca muy seca.  A continuación, se situaba un palo más duro y resistente en el pequeño hoyo y se hacía girar con rapidez; este roce desgastaba la madera blanda produciendo polvo que se convertía en diminutas brasas y el material combustible empezaba a arder. Hay que reconocer que era muy  difícil prender fuego de esta manera; pero no imposible.
Otro sistema era hacer entrechocar un pedernal con otro o con un eslabón y se producían chispas. Éstas, al impactar con algo fácil de inflamar prendía fuego.  A veces era dificultoso encontrar el material que pudiera arder con facilidad.  Para prevenir estos casos se podía elaborar yesca y ser guardada para cuando hiciera falta. La yesca se fabricaba quemando, hasta cierto punto, cardos, hongos secos, gamones… Dichos gamones era lo utilizado normalmente en Menorca; catalán caramuixes.
El pedernal y la yesca eran utilizados todavía durante el primer tercio del siglo pasado por bastantes fumadores menorquines. Éstos, llevaban el tabaco metido en una bolsa y la yesca en un cuerno hueco tapado con un corcho. Cuando querían fumar, metían tabaco en la pipa y encima algo de yesca. Para encenderlo, golpeaban el pedernal con un eslabón de hierro, saltaba la chispa y, al impactar sobre la yesca, la encendía y el fuego pasaba al tabaco. Dicho sea de paso, gran parte del tabaco que  se fumaba en Menorca era el llamado pota, el cual se cosechaba también en el campo menorquín. Decían las malas lenguas que apestaba y también que ahuyentaba los mosquitos.
Pajuelas
Pajuela es un tallo cuyos extremos azufrados, al tocar una brasa arden con llama; menorquín lluquet. En Menorca, las pajuelas se construían con gamones partidos en trozos de un palmo aproximadamente. Estos fragmentos se volvían a cortar en sentido longitudinal reduciendo el grosor a la mitad.
Para fabricarlos, se calentaba azufre en un bote hasta convertirlo en un líquido espeso; en este líquido se introducían cada extremo de los cachos de gamón para que se les pegara el azufre.
El fuego para cocer los alimentos se hacía en los hogares  utilizando ramas, leña y algo fácilmente inflamable en el momento de encenderlo. Estos combustibles eran transportados directamente a hombros, a lomo de bestias y, más cercano en el tiempo, en carros. Reunido este material, se encendía con una pajuela.
Para poder utilizar las pajuelas, en los hogares se dejaba rescoldo, es decir, brasas tapadas con ceniza, de esta manera se mantenían encendidas bastante tiempo sin consumirse. Cuando hacía falta, se destapaban las ascuas, o sea, los trozos de materia sólida ardiendo sin llama, se rozaba una de ellas con el extremo de una pajuela y ésta se encendía al instante. Con esta llama se prendía fuego para guisar los alimentos. Las pajuelas se utilizaban todavía en Menorca durante la primera mitad del siglo XX.

Marcos Seguí Pons

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