Después de la retirada de las posiciones de los desfiladeros del Lau, las más próximas al valle eran Koba Darsa y Tisgarin. Quedaron como más avanzadas las del Bakali y Zoco el Sebt. Desde mediados de septiembre. El batallón continuó guarneciendo el campamento de Uad Lau y las posiciones más apartadas alternando con otras unidades. En uno de noviembre correspondió a los del Mahón 63 guarnecer las posiciones de primera línea y otras que rodeaban el campamento general de Uad Lau.
En las posiciones avanzadas, a principios de noviembre empezaron a sufrir la presión del enemigo por defección de los caídes de las cabilas vecinas; sobre todo, del Bakali. Los tiroteos eran diarios llegando las posiciones más lejanas a estar seriamente incomunicadas y en estado de sitio. Tuvieron varias bajas. Los rebeldes, habían formado un cinturón de trincheras que dificultaban extraordinariamente el avance de las fuerzas de socorro. Para librar del asedio a estas posiciones y evacuar totalmente la región del Lau, como estaba acordado, dispuso la superioridad la organización de una columna que operó del 12 al 15 de noviembre con la colaboración de la Escuadra y la Aviación.
Durante el sitio, en la posición del Zoco el Sebt, empezaron a escasear los víveres, el espectro del hambre les amenazaba como una espada de Damocles sobre sus cabezas. La guarnición se componía del teniente don Alfonso Pérez Más, el alférez de ametralladoras don Gerónimo Roig Bizquerra, 50 fusileros, 10 ametralladores y dos máquinas.
El día 10 de noviembre vieron un rebaño de cabras, con su pastor, a un centenar de metros del Zoco. El soldado Bernardo García Sendra, pidió permiso al teniente para salir a razziar, el solo, parte del rebaño. La empresa era temeraria y cualquier enemigo de los que acechaban la posición podía desbaratarla. Se le autorizó después de mucho insistir. Fue montado un servicio especial de protección. El voluntario salió reptando amparándose en todos los pliegues del terreno. Saltó hacia el pastor para aprisionarle, pero éste huyó aterrado abandonando a los animales. El soldado consiguió llevar hacia la posición unas cuantas cabras. Fue felicitado por mandos y compañeros. Gracias a él, la guarnición del Zoco pudo alimentarse bien y mantener el vigor físico que poco después tuvo que poner a prueba para incorporarse a nuestras líneas.
A Bernardo García Sendra se le regaló un jersey de lana enviado desde Menorca. La bella y generosa acción era obra de la señorita María del Pilar Tudurí, la cual, quería premiar al soldado que, a juicio del Jefe del batallón, más lo mereciera. El bravo infante volvió a ser noticia, esta vez triste: el día 3 de enero de 1925 fue el único muerto del batallón en las operaciones de Meluza. Descanse en paz.
En cuanto a las fuerzas sitiadas de la posición de Bakali, tuvieron que abrirse paso al arma blanca resultando un muerto, 11 heridos (uno oficial) y nueve desaparecidos (uno Oficial).
Uad Lau
El día 15 de noviembre quedaron cumplidas las órdenes de evacuación total de Uad Lau y el batallón embarcó para Ceuta. Al día siguiente se trasladó a Tetuán, prestando diferentes servicios de campaña. En uno de ellos, en la operación de Menkal el 10 de diciembre, durante un nutrido tiroteo, halló la muerte el capitán Areyzaga, que mandaba la segunda compañía del Mahón 63.
El 16 de diciembre se licenció a los integrantes del reemplazo 1921. El batallón se reorganizó en dos compañías de fusiles, una sección de ametralladoras y tren regimental. Al día siguiente formó parte de la columna Saro para retirar las posiciones de Yarda, Zoco el Jemis de Anyera, Ali-Fajal, Zinat Norte y Zinat Sur. El 18 sostuvo vivo intercambio de disparos con el enemigo, resultando un herido grave.
El día 22, al quedar los batallones al mando de sus comandantes, el teniente coronel Colorado, entregó el mando al comandante Moysi. Día 26 recibió orden de marchar al campamento de R’Gaia, pernoctó en el Fondak y llegó a su destino el 27. El 29 formó parte de la columna que había de transportar un convoy a la Aduana del Bosch. El 30 y el 31 colaboró en la fortificación de Ain-Guenen y alrededores.
IV
PRIMER TERCIO DE 1925
Al empezar el año, el batallón se encontraba en los alrededores de Tetuán. Esta ciudad se extendía desde la sierra del Haus hasta los picos del Gorgues, en cuyas faldas, trepaba la población hacia la parda mole de la alcazaba. La mitad de la urbe correspondía a los vetustos barrios islamita y hebreo; la otra, era de construcción española. En la espaciosa plaza de España se barajaban los modernos edificios con construcciones mahometanas y mestizas. Algo parecido pasaba con lo abigarrado de sus viandantes: se encontraban musulmanes ricamente vestidos y otros desaliñados; hebreos ataviados a la europea contrastando con quienes conservaban sus túnicas y bonetillos; Además, santones, rabinos, religiosos católicos, militares, paisanos…
El uno de enero el batallón operó con la columna Carrasco sobre Meluza, teniendo dos heridos graves y uno leve; el 3, con la misma columna, retiró dicha posición y tuvo que lamentar un muerto y un herido grave.
Al día siguiente, la Sección de ametralladoras fue agregada a una compañía de la Legión, teniendo un herido menos grave y un contuso. Durante varias jornadas participó el batallón en las operaciones de protección de caminos y descubierta; castigo a Beni-Mesaud, Talakre y, sobre todo, Punta Altares. Por las anteriores operaciones fue felicitada la columna por el general en Jefe.
A principios de enero, el General Jefe del Ejército de operaciones en África, comunicó al general Saro que, en lo sucesivo, la población de Menkal se denominaría Areyzaga en memoria del capitán de nuestro batallón don Juan Areyzaga Areyzaga que dio su vida en cumplimiento del deber.
Día 29 de enero, al mando del general Saro, salió el batallón en dirección a Biban para colocar puestos guarnecidos a lo largo de la carretera de Larache. El resto quedó establecido en Biban.
El día 13 de febrero fue agredida la fuerza de descubierta del blocao nº 3, resultado muerto su cabo y herido grave un soldado. Intervinieron las guarniciones de los puestos inmediatos. Se distinguió el sargento Bernardo Menéndez que retiró el cadáver del cabo y obligó a huir al enemigo.
El 18, de madrugada, los puestos Estación de Biban y su Avanzadilla sorprendieron a un convoy enemigo y después de un nutrido tiroteo se le hicieron 9 muertos y 20 heridos. Se distinguieron el sargento Juan Escandell, y particularmente el cabo Bartolomé Pons Pons. Fueron felicitados por el general en Jefe.
Día 31 de marzo a la una de la madrugada, la posición principal de Biban y las de los blocaos 3, 4, Los Vados y Vado 8, descubrieron un convoy hostil; después de un fuerte tiroteo se sembró el pánico al numeroso enemigo que lo escoltaba, el cual, tuvo numerosas bajas. Dejó en nuestro poder gran cantidad de víveres y efectos. El Jefe de la Circunscripción y el general Saro felicitaron nuevamente a las posiciones del batallón por este servicio.
Cubriendo los mismos destacamentos, el 19 de abril fue relevado el batallón para repatriarse. El día 29 embarcó en el vapor “Reina Victoria”, surto en el puerto de Ceuta, con rumbo a Menorca.
El tributo pagado en bajas fue de 20 muertos en combate, unos en el acto y otros más tarde debido a las heridas; víctimas de enfermedades fallecieron 6 y hubo 9 desaparecidos. Los heridos, descontando los muertos, fueron 38.
¡REPATRIACIÓN!
En Menorca la noticia fue recibida con extraordinario júbilo, únicamente empañado por la ausencia de los caídos. El uno de mayo, desde muy temprano, había un gran ambiente en las calles de Mahón. Hacia esta ciudad se dirigían toda clase de vehículos atestados de gente procedentes de toda la isla.
En tribunas, balcones y ventanas se colocaron colgaduras que daban un atrayente aspecto festivo. Las fuerzas disponibles del Mahón 63 con bandera, escuadra, banda y música, recibieron en el puerto a los repatriados. La banda municipal les esperó junto a la pescadería.
Al divisar el barco, la enorme multitud reaccionó con una clamorosa ovación. Se agitaban pañuelos, se aplaudía y los gritos de gozo ensordecían el ambiente. El buque estaba empavesado luciendo sus mejores galas; al mismo tiempo, se oía desde los templos un repique general de campanas. El vapor “Reina Victoria” correspondía con repetidos toques de sirena.
DESEMBARQUE
En la cubierta del buque se apiñaba todo el batallón. Los vítores, y frases cariñosas se sucedían entre los que estaban a bordo y quienes les aguardaban en tierra. Solo un soldado, que padecía fiebres palúdicas, no pudo desembarcar por su propio pie y tuvo que hacerlo transportado en camilla.
El alcalde de Mahón y el general Gobernador dirigieron a los repatriados unas palabras de afectuosa bienvenida. Una vez en tierra, les concedieron una hora de expansión para estar con los suyos. Los familiares estrechaban contra su corazón al ser querido. Una lluvia de besos amorosos cayó sobre aquellos rostros morenos y curtidos por el sol africano. Son inenarrables y conmovedoras las escenas de ternura que se producían. Eran frecuentes rostros femeninos llorando de alegría. Aquellos momentos tan grandiosos, quedaron grabados de forma indeleble en la memoria de todos.
ENTRADA TRIUNFAL
Estando formados, el jefe del Regimiento saludó a los expedicionarios con una sentida alocución. Después de la misma, desfilaron las fuerzas marchando al frente la escuadra de gastadores, Bandera, banda y música; a continuación las dos compañías de repatriados, entre ambas, formaban los que habían sido heridos en campaña. Seguían las tropas que fueron a recibirlos; cerraba la marcha la sección de ametralladoras. Junto a la pescadería estaba la Banda Municipal que, al avistar al batallón, emprendió la marcha, sirviendo de aviso para todo el público que se apretujaba para presenciar el paso de la formación.
Las mujeres, tan bellas por sus rostros como por sus sentimientos, esperaban el momento para lanzar flores al pasar los expedicionarios. Se produjo una verdadera lluvia de pétalos, entusiastas aplausos, vítores y aclamaciones. Los ex combatientes desfilaron marcialmente viéndose reflejada una gratísima emoción en los semblantes de todos.
TE DEUM
En Santa María, después de los militares y autoridades, el público abarrotó el templo. El Ecónomo de la Parroquia dirigió una hermosa y emocionada salutación a los repatriados. Se cantó un solemne Te Deum en acción de gracias al Todopoderoso siendo acompañado por el órgano monumental. Una vez terminado, los asistentes, a los acordes de la Marcha Real, desalojaron la iglesia. De seguida las fuerzas desfilaron hacia la Explanada entre las aclamaciones y aplausos del enorme gentío. Cayó otra lluvia de flores.
BANQUETE Y PERMISO
Las mesas, colocadas en el Paseo de Isabel II, de trecho en trecho, lucían vistosos ramos de flores y un ramito adyacente a cada cubierto. Había una hermosa inscripción floral con la siguiente dedicatoria: “Los ayuntamientos de Menorca al Batallón Expedicionario”. El público situado en el paseo, así como en balcones, ventanas y azoteas aclamó a los repatriados al llegar a sus asientos. La banda de música interpretó alegre pasodoble.
Banquete en la Explanada de Mahón
El alcalde de Mahón, pronunció un breve discurso en nombre de todos los ayuntamientos. Acto seguido, en representación de los expedicionarios, tomó la palabra el General Gobernador agradeciendo con elocuencia y sentidas frases el banquete homenaje agasajado por las alcaldías.
Durante la comida, distinguidas señoritas sirvieron vinos y diferentes platos. Las bandas dejaron oír alegres números y los soldados confraternizaron con el pueblo. Después del almuerzo, los repatriados menorquines, se marcharon con ocho días de permiso. Las mismas jornadas también fueron de asueto para el resto de la tropa, expedicionarios o no. Por la noche el Regimiento les obsequió con una suculenta cena.
V
PRÁCTICAS MILITARES
A primeros de septiembre de 1925 un batallón del Regimiento de Infantería Mahón número 63, bajo la dirección del coronel don Jaime Vidal y al mando inmediato del teniente coronel don Arturo Guerrero, realiza ejercicios y maniobras en el término de Mercadal. Estas fuerzas van al completo de personal, ganado, armamento, municiones y material.
NUEVAMENTE A MARRUECOS
Día 6 de septiembre el batallón recibe la orden de desplazarse a Mahón a fin de embarcar el día siguiente para África. Salen andando en marcha nocturna y llegan el día 7 de madrugada. Embarcan en el vapor “Jaime I”. Un número considerable del personal va hacia el Protectorado por segunda vez. En el momento de zarpar, se exteriorizan sentimientos, palabras y gestos de verdadero cariño, se agitan pañuelos… Alguien disimula alguna lágrima que pugna por saltar. La mente está concentrada en lo que se deja e interroga al futuro.
Navegando todavía dentro del puerto, un inesperado episodio cómico les llama la atención: como consecuencia de la gran ola que produce el avance del navío, unas barcas varadas en la orilla avanzan tierra adentro empujadas por la fuerza del agua; al huir del líquido invasor, un hombre cae y unas muchachas demuestran su agilidad para escapar. Lo precipitado del suceso, la presteza en levantarse del caído, el remojón y la cara de circunstancias eran de lo más gracioso. No se burlaban, pero era difícil contener la risa. Por otra parte, las energías de la juventud pronto salen a flote: se oye entonar alguna canción acompañada de una guitarra; son coplas evocadoras y de añoranza.
VIDA EN EL PROTECTORADO
Mientras nuestro batallón, a bordo del “Jaime I”, se dirige hacia su destino; día 8 de septiembre los españoles desembarcan en el punto focal de la insurrección rifeña, es decir, Alhucemas. En estas operaciones estaba tomando parte el capitán de fragada menorquín y mahonés Pedro María Cardona. Estaba al mando del portahidroaviones Dédado desde el cual partian los hidroaviones para batir posiciones enemigas para impedir y obstaculizar maniobras defensivas.
Globo dirigible del portahidroaviones Dédalo en la toma de Alhucemas
Participan fuerzas de Tierra, Mar y Aire, también un contingente, más reducido, de franceses. Todos están dirigidos por el general Primo de Rivera.
Los del 63 pisan tierra firme en Larache el día 9; se instalan en el campamento de Ras Resmel junto al río Lucus. Son fuerzas en reserva. Al estar situados en un llano cenagoso, la mayor batalla que libran es contra los mosquitos. Para salir de paseo es necesario atravesar la corriente de agua y así trasladarse a Larache. En esta población, pueden observar ruinas de la antigua colonia fenicia de Lixus; sus viejas murallas y alcazaba con su esbelta torreta árabe.
Larache
El 23 de septiembre dejan Ras Resmel para trasladarse al campamento del Mensach cercano a Alcazarquivir. En el nuevo emplazamiento disponen de espaciosos barracones bajo la sombra de frondosos eucaliptos. En ellos gorjean abundantes pajarillos y no les molestan los malditos insectos chupasangres. Se reencuentran con personal de otras unidades un año después de haber coincidido jugándose la vida frente al enemigo. Recuerdan Cobba Darsa, Bakali, Tisgarin, Solano… El contraste es gigantesco: al contrario que la primera vez, la sensación de paz es absoluta.
HATERA EL TUILA
Una de las actividades efectuadas por el batallón fue una marcha de reconocimiento de 35 kilómetros. En ésta, participó asimismo una batería de artillería y una sección de caballería. Anduvieron por la ruta de Taatof, posición avanzada de nuestra línea.
A poco de haber empezado, da la sensación de que el astro rey quiere abrasar la reseca y calcinada tierra. Ardientes de sed y ya con sus cantimploras vacías, el teniente coronel ordena hacer alto para dar a la tropa un pequeño descanso. Los soldados hacen una breve exploración en busca de la ansiada agua, para ellos rico néctar. La encuentran, pero el mando la percibe en malas condiciones (posiblemente envenenada). Advierte que no la beban. Se reanuda la marcha, no paran hasta la posición de Atera el Tuila, en donde almuerzan.
De improviso, suenan unos disparos aislados; son “pacos” enemigos que aprovechan los momentos de descanso para desarrollar su plan pueril. Unas descargas certeras de la artillería de la posición les ponen en fuga despavorida.
TRADICIONES
Los domingos, después de la misa, se concede a los soldados unas horas de paseo; aprovechan para conocer Alcazarquivir y las costumbres de sus habitantes. Les sorprende la forma de saludarse: lo realizan dándose un apretón después se llevan mutuamente la mano a los labios y la besan con recogimiento en señal de alianza.
Alcazarquivir
En la misma población al celebrar los islamitas su tradicional despido de la Pascua Malud las legiones de los aisanas y los hamachas van a depositar la ofrenda de sangre en la Mezquita de Muley-Ali-Bugaied. La música de chirimía y tambor es importante mientras bailan una danza singular que les enardece. De pronto, aparece un hombre con un cordero a la espalda y la muchedumbre se lanza sobre él ululando… A poco, la res ha sido descuartizada y el gentío devora la carne y las piltrafas. La multitud sudorosa y cubierta de barro y sangre despide un agudo olor. A continuación, los hamachas avanzan con su danza peculiar; empieza un combate, dos luchadores se golpean la cabeza con un hacha. El público se tiñe las manos con la sangre de los beligerantes… Cae uno desvanecido. La avalancha de danzarines sangrientos pasa sobre él…
OPERACIONES EN ALHUCEMAS
Aunque los del Mahón 63 no llegaron a participar directamente; es necesario dar unas pinceladas referente a la toma de Alhucemas. El 26 de septiembre las fuerzas desembarcadas han ocupado las alturas que dominan la bahía. Después de un período de temporal que no ha permitido el apoyo aéreo y logístico preciso, comienza la etapa de consolidación. El Gobierno considera terminados, por ahora, los combates a fondo en esta comarca. En lo sucesivo, cuanto se haga, será para consolidar la fortificación de nuestras nuevas posiciones y dominar las escasas fracciones de rebeldes.
El 13 de octubre el general Primo de Rivera, no ve imprescindible su presencia en el teatro de operaciones y entrega el cargo de Alto Comisario al general Sanjurjo.
NUEVA REPATRIACIÓN
Se reducen las fuerzas españolas en el Protectorado. El 4 de enero de 1926, a excepción de una compañía, nuestro batallón embarca para Menorca. Al llegar a la Roqueta, el Regimiento obsequia, a las tropas y familiares próximos, con una suculenta comida. Es una gozada ver y sentir, por lo inhabitual, el efecto que hace el heterogéneo espectáculo de los uniformes caqui de los infantes con las distintas indumentarias de sus progenitores. El comedor está adornado con los colores nacionales y con profusión floral.
El general Gobernador dirigió una cariñosa salutación de bienvenida a los recién llegados. También el alcalde de Mahón pronunció palabras de afecto en nombre propio y de los alcaldes, todos presentes, del resto de los ayuntamientos menorquines.
El acto siguiente se celebró en la plaza de la Explanada para despedir a los repatriados del reemplazo de 1922. Situada la Bandera ante los que terminaban el servicio militar activo, el General Gobernador les dirigió un afable saludo y sentida exhortación para el cumplimiento de los deberes de buenos ciudadanos en la vida civil. Terminó con triple viva a España, al Rey y al Regimiento. Respondieron cumplidamente los que se licenciaban. Éstos desfilaron ante la Enseña Nacional recibiendo a continuación la licencia. La brillante banda de música del Regimiento amenizó la fiesta que fue presenciada por numerosísimo público.